29 abril 2011

verano

siete de la tarde.
esa calma, esa quietud.
la mejor hora de nuestras vidas.
ese murmullo de la tierra contra mis pies, ese susurro de los árboles a las montañas, hasta mi cama, entre sábanas calientes, luz tangerina y campanadas.
pronto empezará la película. ya me apuro para bañarme y alcanzarte. esta noche me pondré el vestido nuevo.
caen dos grados de temperatura. no más. los justos para que me agarres del brazo cuando me veas y me quites todo el frío de golpe. luego un café de olla bien calentito y un elote con chile.
al rato nos reuniremos con unos amigos, y charlaremos sobre la última novedad de nuestras vidas. 
vamos entremezclándonos entre risas, miradas y complicidades que iluminan una noche bien estrellada.
apenas un conjunto de sillas plegables conforman el patio de butacas. sobre la hierba mis guaraches caminan mejor.
nos sentamos todos. silencio. la película ya empieza, pero antes un beso y te aprieto la mano.
a lo lejos veo la luz del faro, que me distrae de la pantalla, y me voy de nuevo a mi mundo.
me miras, me sonríes. me caigo de la nube y termina la proyección.
¿te gustó? - enmudezco y me sonrojo. - me gustas más tú.
nos despedimos de los amigos, que insisten en invitarnos a su palapa. a punta de luciérnagas llegamos a la casa.
el richido de la puerta nos saluda al entrar y el gato se escapa al verme.
me descalzo y me siento en la mecedora dejando el misterio para mañana.
antes de que me de cuenta mi cuerpo está desnudo y tu boca recorre mi piel a su antojo.
crema de chocolate y dulce de almendra. sé que te gusta. me dejo ser entre tus manos. me recorres. me moldeas a tu gusto.
caemos en la oscuridad del cuarto, y bajamos, bajamos, bajamos, hasta hundirnos definitivamente el uno en el otro.
así pasan las horas, suenan los grillos y tejen las arañas, hasta que las palmas del puerto comienzan a balancearse en la brisa del amanecer.
sé que antes de despertar habrás puesto una flor a mis pies.
siete de la mañana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario