21 marzo 2012

Marceo

De papel. De ese papel que no se moja, que no se quema, de ese que quiere ser tan transparente que termina por difuminarlo todo. Que cuando hace arrugas son como las heridas de la piel, historias incontables.
Un día te descubrí desnudo, en el rostro una llaga de dolor. Era un amor demasiado joven para conservarse quieto, demasiado grande para tus manos tan pequeñas.
Estos son días de papel, días que no pesan, días que se pueden copiar unos a otros.
Y en marzo llora el invierno su despedida larga, con las gotas como chispeando en mi ventana. Las abejas colgando del panal, todas en un montón de espera. Se aturden unas a otras como si supieran que ahora ese zumbido primaveral me corcome hasta el alma al dormir. La luna me adentra en el vacío de la cama sin ti, la cama sola, llena de mis piernas, llena de lejanías y deseos vivos. Llegó la flor que anuncia el jardín.